Sorpréndanse, queridos menos cinco lectores de siempre. A un día de que me toque "obligatoriamente" escribir y publicar, mi cerebro tuvo uno de esos raros chispazos mientras manejaba camino al psicólogo (imagínense nomás)
Bueeeno, tanto tanto como un chispazo de cuya incandescencia se desprenda un descubrimiento que asombre y cambie a la humanidad, ps no, la neta. Más bien lo tomo como un toque proveniente de las eternas maquinitas que pululan en Garibaldi y que hacen las delicias de chicos y grandes (y de uno que otro borracho, pa qué negarlo)
Pues como les decía, venía en camino a mi terapia de todas las semanas cuando, escuchando las sandeces de los spots publicitaros de los candidatos, me acordé que una vez en la prepa tuve una mejor amiga a la que le jugué chueco. Pero así, bien mala onda.
Resulta que a ella le gustaba un cuate al que apodábamos "Comadreja" y dicho vato le iba a las "Chivas" y además era metalero (¡Cámara! como si tal combinación fuera posible... bueno, al paso que van las "Chivas" hacia el precipicio, pos...)
En fin, que el tipo era toda un caso, tenía una cara espantosa pero por lo mismo, lo envolvía un aire misteriosón, como de "uy, reina, acércate y descubre todos mis secretos". Ándenles, así mero.
Pues nada, que el interfecto quería todo pero conmigo. No con ella. Conmigo.
Y bueeeno, palabras más, palabras menos, yo no podía corresponderle a sus requiebros porque, pues básicamente andaba con el noviecillo del que ya les he platicado.
Por lo mismo, dirigió sus pasos hacia otro corazón, palpitante y ciego de amor por él: mi mejor amiga.
Mi mejor amiga desde el momento en el que lo conoció, murió de amor por él (era la prepa, c'mon!) y obvio, se puso triste cuando él le dijo que yo le gustaba, pero después se alegró cuando aquel le dijo que si quería ser su chava.
Así pues, se hicieron novios y duraron un resto, es más, fuentes cercanas me han dicho que hasta se casaron, pero antes... yo le robé dos que tres besitos... y pues ella se enteró. Y por supuesto, dejamos de ser amigas (ay, ni aguanta nada... ¡gulp!)
Las cosas hubieran sido leves si "Comadreja" no hubiera rajado. Pero nop, parece ser que quiso vengarse de mi desprecio y en un arranque patriótico de sinceridad, le dijo a su amada el cómo, cuando y dónde nos habíamos dado nuestros kikos.
Desde ese día, supe que una maldición kármica había caído sobre mi.
Y siempre estuve temerosa y a la espera de que se manifestara. Cada relación que comencé, iba sellada con tan dramático sino.
No sé, estos días han sido raros y con violentas sacudidas (y no prescisamente hablo de los temblores, aunque también).
La fidelidad y su contraparte malévola han sido temas que andan en el aire, como corrientes eléctricas a la espera del chispazo final.
El chispazo final, toda la vida se define con un chispazo final...
Bueeeno, tanto tanto como un chispazo de cuya incandescencia se desprenda un descubrimiento que asombre y cambie a la humanidad, ps no, la neta. Más bien lo tomo como un toque proveniente de las eternas maquinitas que pululan en Garibaldi y que hacen las delicias de chicos y grandes (y de uno que otro borracho, pa qué negarlo)
Pues como les decía, venía en camino a mi terapia de todas las semanas cuando, escuchando las sandeces de los spots publicitaros de los candidatos, me acordé que una vez en la prepa tuve una mejor amiga a la que le jugué chueco. Pero así, bien mala onda.
Resulta que a ella le gustaba un cuate al que apodábamos "Comadreja" y dicho vato le iba a las "Chivas" y además era metalero (¡Cámara! como si tal combinación fuera posible... bueno, al paso que van las "Chivas" hacia el precipicio, pos...)
En fin, que el tipo era toda un caso, tenía una cara espantosa pero por lo mismo, lo envolvía un aire misteriosón, como de "uy, reina, acércate y descubre todos mis secretos". Ándenles, así mero.
Pues nada, que el interfecto quería todo pero conmigo. No con ella. Conmigo.
Y bueeeno, palabras más, palabras menos, yo no podía corresponderle a sus requiebros porque, pues básicamente andaba con el noviecillo del que ya les he platicado.
Por lo mismo, dirigió sus pasos hacia otro corazón, palpitante y ciego de amor por él: mi mejor amiga.
Mi mejor amiga desde el momento en el que lo conoció, murió de amor por él (era la prepa, c'mon!) y obvio, se puso triste cuando él le dijo que yo le gustaba, pero después se alegró cuando aquel le dijo que si quería ser su chava.
Así pues, se hicieron novios y duraron un resto, es más, fuentes cercanas me han dicho que hasta se casaron, pero antes... yo le robé dos que tres besitos... y pues ella se enteró. Y por supuesto, dejamos de ser amigas (ay, ni aguanta nada... ¡gulp!)
Las cosas hubieran sido leves si "Comadreja" no hubiera rajado. Pero nop, parece ser que quiso vengarse de mi desprecio y en un arranque patriótico de sinceridad, le dijo a su amada el cómo, cuando y dónde nos habíamos dado nuestros kikos.
Desde ese día, supe que una maldición kármica había caído sobre mi.
Y siempre estuve temerosa y a la espera de que se manifestara. Cada relación que comencé, iba sellada con tan dramático sino.
No sé, estos días han sido raros y con violentas sacudidas (y no prescisamente hablo de los temblores, aunque también).
La fidelidad y su contraparte malévola han sido temas que andan en el aire, como corrientes eléctricas a la espera del chispazo final.
El chispazo final, toda la vida se define con un chispazo final...
2 comentarios:
COMADRE...ESAS COSAS NO SE HACAN CARAY!
DANNY FDEZ.
Dicen que 'al final' (y no, nada que ver con Emmanuel) nos pesa más lo que no hicimos que lo que sí hicimos así qué... Además era la prepa, caray!!! Desfigurando una abuelezca frase diré que 'maldición de comadreja ni a la pata ni a la oreja' así que no se agüite: arrieros somos y en el camino andamos. Ya verás que al final todo toma su lugar. Ánimo!!!
Tamal de rata
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