Buenas tardes, mi nombre es Dana y del 21 de marzo al día de hoy 06 de mayo he vivido en piloto automático. He estado en shock y no me había dado cuenta. Y si no me pongo a curiosear en los cargos automáticos en mis tarjetas, seguramente me hubiera seguido de filo sin ninguna idea de lo que me pasa.
De repente vi un cargo en dólares y con un dominio raro (yourselffirst) y
no supe de qué era. Estaba por solicitar una aclaración cuando el bot de mi
banco me dijo que, si procedía el reclamo, orales, se rifaban; pero que, si por
andar de amnésica chistosita nomás comprobaban que en efecto, había sido cine y
me lo había gastado en gomitas y strippers, me iban a cobrar
doscientoscincuentavaros nomás por haberlos hecho trabajar a lo pendejo. Y pos
reculé. O sea, había un cargo en abril y otro el día de hoy, por lo que el
asunto tenía que ser la suscripción a una app y si era en dólares, seguro lo
hice en estado de emoción violenta ya que yo seguía sin tener registro de haber
comprado algo que me pusiera en el radar del Big Cheeto. Así que me dispuse a
recabar la información en mi CPU y nada, nomás no podía recordar qué había
solicitado. Eso ya me había comenzado a preocupar. Más allá de que me
estuvieran bajando la lana con alguna estafa, me preocupé que en algún momento
de debilidad yo hubiera caído en el cuento de que Brad Pitt me pedía matrimonio
y que para pagar el pasaje con el que vendría a hablar con mi papá, tenía que
depositarle algunos dolaritos. Chale.
Total, que me puse a guglear las palabras “yourselfi, yourselfirst, pagos
a yourselffirst” (ahí me salió algo bien absurdo: consejos para pagarte primero
a ti mismo, doble chale) y nada, no salía nada. Me fui al cel, ahí busqué en
cada apestosa app y solo me daba el rankin de las más usadas (obvio, La Biblia,
¿cuál más?). Ya en un momento de misericordia mostrada por la IA, me dio el
domain de una página que se llama “Yourself1” y que en efecto, al momento de
canalizarme al log in, mi correo ¡y hasta la contraseña! aparecieron en
automático.
Vírgen de la Macarena, ¿qué bebí/me metí/me pasó/ para que yo,
conscientemente, me haya suscrito a una página de wellness, de evaluaciones
psicométricas, de planes y estrategias para ser más accountable, más pro, más
superwoman de lo que supuestamente no soy? Y peor, que me inscribiera y se me
olvidara que me había inscrito y archivar dicha info en lo más profundo de mi
subconsciente, donde no solo estaba perdiendo dinero, sino el beneficio que
supuestamente iba a obtener por aplicar los conocimientos adquiridos a través
de dicha app.
En pocas palabras, creí haber caído en lo que juré nunca caer: coaching,
salidas fáciles y planas, mucho “empower”, bla bla bla… a cambio de mi alma.
Pero lo peor es que ni siquiera caí pues se me olvidó por completo que había
hecho esa compra y por ende, todos los artículos no fueron aprovechados. Doble
lúser!
Y claro, luego vino la reflexión…
El día que contraté dicha app, me sentía muy triste (pa vareeeaaaaar).
Los elementos en mi no tan balanceada vida se encontraban más desbalanceados de
lo normal y yo genuinamente estaba convencida de que necesitaba un cambio, una
sacudida, un mentoring… Me pasó que busqué la caricia (al alma) fácil y luego
perdí dinero (y la memoria, por lo que veo) resultando un detrimento en mi
economía (lo equivalente al súper de una semana, básicamente).
Para empezar, viví cosas fuertes en el trabajo: problemas con la ley (de establecimientos mercantiles, cof, cof), falta de concentración, falta de tiempo para hacer mis tareas; falta de reconocimiento y valoración en varias áreas de mi vida y ¿por qué no?, un tiempo en Siberia a causa de mi temperamento volátil. Lo irónico es que nunca hice mella en la solución que yo misma me ofrecí, lo cuál dice mucho de la abstracción y automatización en la que me veo envuelta durante periodos largos en mi vida.
Soy consciente que hasta ahí llega la parte chistosa del asunto.
Estoy asustada de que mi mente se clava en cosas que no me gustan tanto, en los deseos y necesidades de los demás y del mundo en general y que yo me voy diluyendo sin poderlo evitar, sin poder meter las manos. A los 30 tal vez no importaba tanto, pero ya casi son 45 de estar rockeando en éste plano existencial y no hay más. No habrá más tiempo, ni vida, ni espacio para disfrutar de mí. Por experiencia sé que la cura está en mí. En abrazar lo que me da placer, lo que me hace sentir vital, traslúcida, vibrante. No es magia, baby. Eres tú.
Por lo pronto sentí la necesidad de contarlo porque de esta manera se vuelve más real; se siente verdaderamente incómodo perder dinero de una maner tan absurda y que no haya nadie responsable excepto yo misma. Así es esto: no hay manera de que mi ser sea accesible al resto de las personas. No hay mapa, el terreno es agreste y por más que promueva el turismo, mi ser es un territorio poco transitable, complejo y de difícil comprensión.
¿Llorar? Sólo por el dinero perdido, baby.
1 comentario:
Comadrita me preocupa que me pase lo mismo llevo meses sintiéndome así.... Creo que años en automático. Te abrazo y mejor hubieras invitado los tacos con esa lanita!
Publicar un comentario