Que tienes llamadas importantes y tristes.
Que has tomado terapia ahí para que no escuchemos tu llanto desencajado.
Que no quieres hacernos partícipes de tus frustraciones, ni que dejemos de querer a la gente que te las provoca.
Cuando te bajas a la camioneta con tu celular, sabemos que algo no está bien. Tanto que nos compartes y tanto que charlas que, apartarnos de tu voz cuando se quiebra y se casca nos causa duda. Nos ponemos nerviosos.
Mamá: cuando bajas a la camioneta a llorar, a mensajear y a tratar de arreglar el mundo, sabemos que mamá no es súper mujer.
Pero que es humana.