Cuando tenía 13 años leí "Como agua para chocolate" y ni por error se me ocurrió aprender a cocinar, más bien mi febril imaginación se decantó por el romance entre Tita y Pedro y los obstáculos que Mamá Elena les ponía en su camino. Me sentía muy inspirada por esa novela y tenía mucha curiosidad de ver la película de la misma, pues Marco Leonardi se antojaba bastante prometedor con su aire italiano y la relación que en la vida real sostenía con Lumi Cavazos.
Huelga decir que hasta los 23 años pude ver completa la película y la vi al lado de mi santo padre, lo cual dice bastante. Qué pinche oso, la neta.
Pero volviendo al chisme de Tita y Pedro, en realidad sufrí durante mucho tiempo con la imposibilidad de ver materializado su romance y tener que sofocar toda esa pasión en la comida o en un matrimonio sin amor o en ordeñar vacas y bajar manzanas de sepa dios dónde, porque la trama se desarrollaba en Piedras Negras, Coahuila. Me volví un poco loca, a decir verdad; la posibilidad de no poder amar a plenitud al objeto de mi afecto se volvió una constante durante muchísimos años y cuando entendí bien a bien de qué se trataba todo el asuntacho, me pareció que no había aprendido nada sobre el amor. Ridícula idea era amar, hasta donde yo lo viví.
¿Qué es amar?
¿Por qué siempre vuelvo una y otra vez sobre el tema?, ¿qué me enseñaron las demás lecturas sobre caminar al lado de una persona y sentir que crece dentro de ti un bellísimo árbol de jade?, ¿qué es eso de querer adelantar los días y las horas para que la constante sea acomodar su cabeza sobre mi pecho, morir profundamente durante 5 segundos y salir a la superficie a revivir?, ¿qué es eso de confiar a ciegas en el otro, sin prisas, sin sobresaltos ni dolor?, ¿Is this "la idea inconcebible del amor romántico"?
¿Es mirar con ternura infinita a un pequeño caracol persistir en la carrera de la vida?, ¿es coincidir en todas y cada una de las risas, bromas, manías que el otro posee?
¿Es querer atrapar a la bola del tiempo que oscila entre un día sí y otro no?, ¿es sentir que vibras con las chispas que sueltan los ojos del hombre que estoy amando?
No sé qué hubiera pasado si Tita y el Doctor se hubieran casado, quizás Tita sería aún más feliz de lo que fue en los 5 minutos que estuvo bajo Pedro (le dijo "engarróteseme ai'" ¡y se le cumplióoo!), lo cierto es que ni la cocina, ni bajar manzanas de donde dió vuelta el aire pueden explicar que todo parece estar en calma, en orden y en paz bajo la mirada diáfana de quien encuentra gozo en mis sonrojos.
Probablemente no nací para ser una Tita, porque lo mío es ser tan salvaje y libre como Gertrudis.
¡Y que viva la revolución!
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