El 99% de las cosas que me propuse cumplir para ese día quedaron rebasadas por la realidad. ¿Qué tan difícil era dormirse temprano el día anterior, dejar tres trapos listos, el menú del desayuno planeado y poner el despertador? No mucho, al parecer. Un chingo, para la muy desvelada, exhausta y mal portada Dana, quien no contenta con tener ansiedad crónica, se dio el lujo de empezar a ver una serie sueca cuya trama eran las familias compuestas: Pareja recién formada, cada uno con hijos de su anterior pareja, las cuales estaban seriamente resentidas y enojadas y un bebé en común en camino. Lo de hoy.
Ustedes recordarán al sujeto conocido como Marmota, quien seguirá llamándose así porque "el padre de mis hijos" solo lo menciono cuando estoy enojada con él (o sea, uno se separa para que ya no le duelan las chingaderas del otro, pero resulta que si tienen hijos en común, es imposible dejar de convivir con él). Así que terminas acostumbrada a hablar con él casi a diario, a preguntar cosas como "¿tú sabías que a Mateo le gustaba Fulanita?, ¿tú le diste permiso a Alondra para que se hiciera un tatuaje cuando cumpla 18?, ¿se fue a tu casa la rata de peluche?, porque aquí no está y tu hija está histérica con que no puede dormir." y a preguntar casual si su nueva novia te puede pasar la receta de su panqué de plátano con arándanos.
Obviamente se lee fácil, chido y hasta inspiracional para una novela así leído de corridito, pero en el camino hubo lágrimas, dolor, humillación, engaño, resignación, terapias, gritos, en fin, mierda y media.
Llegar a este punto no ha sido nada fácil y menos cuando tienes la responsabilidad económica, moral y afectiva de las personas más importantes en tu vida. Parte de dejar de escribir en el blog fue por la velocidad con la que vivía las tragedias una tras otra tras otra. Ya nada quedaba para querer compartir y mucho menos reír. La vida se puso demasiado seria y un día de repente pareció que el cielo despejaba y entraba a la tierra un rayito de sol (pausa dramática para poner la canción "Osito de Felpa" de Julio Jaramillo... perdón).
Ese rayito de sol entró al desmadre de mi vida como entra a la montaña rusa un niño con el estómago retacado de golosinas: con la mayor ilusión de diversión pero que tarde o temprano termina vomitando.
Y vaya que hubo vómito... pero eso será contado la próxima semana.
Por lo pronto, en la libreta de los recados del refri hay una nota con rojo y mayúsculas que dice "NECESITO GEL SIN BRILLITOS".
Siempre hay un motivo para seguir adelante...