¿Qué se supone que haga hoy? ¿Qué se supone que deba estar haciendo en éstos precisos momentos?
¿Estar acelerada, bañándome a todo vapor (sí, sigo en pijama y apestando a gato, como todas las mañanas) y escogiendo el outfit perfecto para que pase mi novio por mi y me lleve a desayunar? ¿Debo padecer amnesia y fingir sorpresa ante lo evidente: que hoy es mi cumpleaños y cumplo la fabulosa cantidad de 34 años? ¿O simplemente vuelvo a lo mismo de cada año: depresión cumpleañera y muerte por sobredósis de yogurth?
Creo que ninguna opción (salvo la del baño de rigor) es la más adecuada, en primera porque estoy sentada escribiendo necedades como siempre (aunque ustedes no las llegan a leer) y ello descarta el hecho de que los treintaycuatro me encuentren estúpidamente guapa, esperando mesa en mi restaurante favorito (¿quién quiere ir a Coyoacán con éste frío?)
Pues no, no puedo fingir sorpresa tipo "Señorita México" y hacerme la loca en el feisbuk, tuiter, wassap, etc., ignorando sus bienintencionadas y amorosas felicitaciones, haciéndoles creer que estoy tan endemoniadamente ocupada festejando, que ni siquiera puedo pasar a agradecer una por una sus hermosas palabras. Eso sería simplemente absurdo (y grosero de mi parte) pues como les he dicho, estoy en pijama tragando yogurth, por 28° año consecutivo (los otros seis no, porque he sido medio intolerante a la lactosa)
So, ya que ando en estas, lo mejor será apurar el mal trago y seguir con la vida (o con la cuesta arriba a los treintaycinco, que pa'l caso es lo mismo)
No he escrito en 19 días, lo se. Las razones siempre son la mismas pero con vuelta de tuerca intrínseca: a veces llega un punto en el que ya no se por qué escribo. ¿Escribo para mi, para ustedes, para lanzar un grito de auxilio al universo, para ampliar el espectro de insanidad mental de este mundo, todas las anteriores? ¡Sepa la bola!
Sólo se que he cambiado y mis menos cinco lectores de siempre saben lo mucho que me asustan los cambios. Así que hoy que es una fecha clave en mi vida (gracias papitos por darme la vida y al Doctor del Centro Médico que utilizó forceps para traerme al mundo...eran los 80's) quiero pensar en que esos cambios sieeeeempre son para bien. Es eso o reclamarle a Librerías Gandhi que me devuelvan mi dinero por todos los libros de autoayuda que me han mercado, ¡chihuahuas!
Cumplo años, mundo, y tu situación no ayuda mucho a mi ánimo. Por tu culpa -y por tu lamentable estado- he tenido que ponerle pausa a muchos proyectos para poder educar a un ciudadano que sea más o menos digno del aire que respira, he tratado de amaestrar -sin mucho éxito- a una Marmota y más o menos he cuidado de un gato para que no ande de arrabalero, dejando hijos por ahí.
Estoy segura que mi vida ha valido -hasta este punto- la pena; me lo confirman cada día los segundos de paz que siento cuando volteo hacia atrás y veo el lugar a donde me han llevado mis decisiones -las buenas, las malas y las re putísimas- y me doy cuenta que no quiero estar en otro sitio que no sea en el de mi propia piel.
Ustedes no lo saben, pero mi mejor regalo aún está por venir y ello me obliga a dejar el tono irónico que tanto me (nos) gusta, sólo por el día de hoy -y porque es mi cumpleaños- para agradecer a la máxima deidad existente por otro año vivido y por los que faltan por venir (y la máxima deidad existente se ríe y burlónamente piensa "pues ya no son muchos, ¿eh, chulita?")
Gracias familia, amig@s, menos cinco lectores de siempre, trolls, etc. por su compañía y buena vibra hacia mi.
Me largo a acicalarme porque ¿qué creen? que siempre sí me da ilusión que pase mi "novio" por mi y me chifle para que salga a pasear a la alameda con él.
Aunque no sea domingo y sólo porque hoy -y no mañana- es mi cumpleaños.
Los amo.
¿Estar acelerada, bañándome a todo vapor (sí, sigo en pijama y apestando a gato, como todas las mañanas) y escogiendo el outfit perfecto para que pase mi novio por mi y me lleve a desayunar? ¿Debo padecer amnesia y fingir sorpresa ante lo evidente: que hoy es mi cumpleaños y cumplo la fabulosa cantidad de 34 años? ¿O simplemente vuelvo a lo mismo de cada año: depresión cumpleañera y muerte por sobredósis de yogurth?
Creo que ninguna opción (salvo la del baño de rigor) es la más adecuada, en primera porque estoy sentada escribiendo necedades como siempre (aunque ustedes no las llegan a leer) y ello descarta el hecho de que los treintaycuatro me encuentren estúpidamente guapa, esperando mesa en mi restaurante favorito (¿quién quiere ir a Coyoacán con éste frío?)
Pues no, no puedo fingir sorpresa tipo "Señorita México" y hacerme la loca en el feisbuk, tuiter, wassap, etc., ignorando sus bienintencionadas y amorosas felicitaciones, haciéndoles creer que estoy tan endemoniadamente ocupada festejando, que ni siquiera puedo pasar a agradecer una por una sus hermosas palabras. Eso sería simplemente absurdo (y grosero de mi parte) pues como les he dicho, estoy en pijama tragando yogurth, por 28° año consecutivo (los otros seis no, porque he sido medio intolerante a la lactosa)
So, ya que ando en estas, lo mejor será apurar el mal trago y seguir con la vida (o con la cuesta arriba a los treintaycinco, que pa'l caso es lo mismo)
No he escrito en 19 días, lo se. Las razones siempre son la mismas pero con vuelta de tuerca intrínseca: a veces llega un punto en el que ya no se por qué escribo. ¿Escribo para mi, para ustedes, para lanzar un grito de auxilio al universo, para ampliar el espectro de insanidad mental de este mundo, todas las anteriores? ¡Sepa la bola!
Sólo se que he cambiado y mis menos cinco lectores de siempre saben lo mucho que me asustan los cambios. Así que hoy que es una fecha clave en mi vida (gracias papitos por darme la vida y al Doctor del Centro Médico que utilizó forceps para traerme al mundo...eran los 80's) quiero pensar en que esos cambios sieeeeempre son para bien. Es eso o reclamarle a Librerías Gandhi que me devuelvan mi dinero por todos los libros de autoayuda que me han mercado, ¡chihuahuas!
Cumplo años, mundo, y tu situación no ayuda mucho a mi ánimo. Por tu culpa -y por tu lamentable estado- he tenido que ponerle pausa a muchos proyectos para poder educar a un ciudadano que sea más o menos digno del aire que respira, he tratado de amaestrar -sin mucho éxito- a una Marmota y más o menos he cuidado de un gato para que no ande de arrabalero, dejando hijos por ahí.
Estoy segura que mi vida ha valido -hasta este punto- la pena; me lo confirman cada día los segundos de paz que siento cuando volteo hacia atrás y veo el lugar a donde me han llevado mis decisiones -las buenas, las malas y las re putísimas- y me doy cuenta que no quiero estar en otro sitio que no sea en el de mi propia piel.
Ustedes no lo saben, pero mi mejor regalo aún está por venir y ello me obliga a dejar el tono irónico que tanto me (nos) gusta, sólo por el día de hoy -y porque es mi cumpleaños- para agradecer a la máxima deidad existente por otro año vivido y por los que faltan por venir (y la máxima deidad existente se ríe y burlónamente piensa "pues ya no son muchos, ¿eh, chulita?")
Gracias familia, amig@s, menos cinco lectores de siempre, trolls, etc. por su compañía y buena vibra hacia mi.
Me largo a acicalarme porque ¿qué creen? que siempre sí me da ilusión que pase mi "novio" por mi y me chifle para que salga a pasear a la alameda con él.
Aunque no sea domingo y sólo porque hoy -y no mañana- es mi cumpleaños.
Los amo.
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