Cuando tenía como trece años y mi vida social se reducía a las tardeadas mega ufff que organizaba la ESANS, la llegada del sábado en lugar de emocionarme...me deprimía (síiii, siempre he sido una maldita depresiiiiivaaaa...¿apenas se están dando cuentaaaaaa? ... perdón, a últimas fechas a lo depresiva agreguémosle: bipolar)
P.D. Dedicado a mi hermano Davide A.K.A "Dr. Mitocondria", quien en éstos precisos momentos se debe encontrar sacudiendo el bote en el Coco Bongo de Cancún o, en su defecto, cachando bebés en el hospital. Equis, es chavo y HOY es su cumpleaños.
¡Felicidades!
Y es que, o sea, así como me leen: toda linda, chula, pechocha, atrevida, sensual y mujer de mundo... la neta a los trece años (y unos cuantos lustrillos más) era la más luser del mundo mundiaaaaal.
Razón por la cual pues no sabía cómo convivir en sociedad, léase: la temida sesesesecuuuun... ¡Ándale!
Miren, no me voy a poner a desmenuzar los tres infernales años que viví en la secun porque ps no, dónde quedaría mi objetividad periodística (y los millones que he invertido en terapia). Simplemente les paso al costo que los sábados por la tarde, lo único que había por hacer era mirar la vida pasar bajo la ventana de mi cuarto en el último piso del edificio MÁS bonito de la Avenida Insurgentes, acá en la Ciudad de México. (TAN bonito que hubo una época en la que fingí vivir en otra parte, so temor de que notaran la cortinilla a
punto de caer sobre el transeúnte más afortunado, piuj!)
Así que mientras sentía que mi vida no valía ni un viejo peso, había chicas que vivían en una unidad habitacional y que eran afortunadas por el hecho de que la convivencia entre seres de su misma especie (o sea, adolescentes hormonosos y por lo tanto, interesantes) se debía a la falta de espacio por metro cuadrado multiplicado por el número de veces que se topaban de frente en las escaleras de su edificio, más la suma de sus respectivos catetos.
Y yo, viviéndo en un edificio viejísimo donde el único "adolescente" era el hijo cuarentón de la portera, que se comportaba como si aún fueran los 80's, tsss, o sea, jeloooou!!
Pero bueeeeeeeeeno, muy dentro de mi amargura adolescente, sabía que no siempre sería así. Que llegaría el momento en el que el mundo -y especialmente el género masculino, sector "sabrosón": motociclistas de mata larga y barba de candado- conocerían de mi existencia y, arrepintiéndose de todos sus mundanos pecados dirían: "¿Dónde estuviste todo este tiempo?... Ay weeeeey!!
Sí, sabía que ese patito feo que se exprimía espinillas frente a su espejo y que se malviajaba porque no la dejaban salir los sábados, algún día daría el salto y se plantaría en las mejores pistas de baile, en las mejores discotecqs (esteeem, si, aunque ya no eran los 80's, el término "antro" aún no terminaba de cuajar)
Así que sólo era cuestión de tiempo para que llegaran esos sabados emocionantísimos, repletos de diversión y buena onda. En el culmen de mi malviajadez me veía a mi misma como en una película de corte adolescente, donde la cámara enfocaba a mi grupo de amigas riéndo y maquillándonos frente al espejo, mientras los galanes nos esperaban afuera de mi casa, listos para llevarnos a "la disco" y bailar "What is love" o "The rhythm of the night". ¡Mega Bien!
Sí, sólo era cuestión de tiempo...
Pues bien, ese tiempo YA pasó y ¿qué creen?
Que naaaaaaada de eso se hizo realidad.
Descubrí que vivir en una "unidad" no era TAN padre ni TAN conveniente, pues al final -y si encajabas en el grupito- terminabas por probar las babas de cuanto sujeto INTRASCENDEEEENTE se atravesaba en el camino (¿me estás leyendo "Freddy"?) y que de todas maneras, mi mamá ni me dejaba salir tampoco. O sea que mi destino como "party animal"... niet, cancelado. También descubrí que no era tan padre eso de que las amigas se arreglaran juntas, pues había algunas francamente peor de lusers que yo y era de hueeeeeva escuchar sus "¿a pocos si?, ¡no manches!" a la menor provocación. Amén de que usaban mis cosméticos REVLON que en esa época eran muy importantes para mi. Pfff!
Nop, no era cuestión de tiempo, ni de permisos, ni de castigos o de tener al galán más picudo para salir a bailar.
Porque cuando tuve oportunidad para reventarme así, bien machín, ya tenía 25 años (uy, qué vieja!); trabajaba, me mantenía, viajaba y mis "noches de reventón" las viví en un antro queretáno llamado "Margarita Blue" donde -literalmente- terminaba hasta las manitas (e irónicamente, también bailaba "What is love? baby don't hurt me, don't hurt me... no more!) pero con una sensación de vacío TAN inmensa, que decidí cortar por lo sano... Eso y una intervención que sufrí por parte de mi familia que estaba hasta el gorro de que, por las madrugadas, llamara para decirles que los quería mushooooo...¡hic!
Y ahí fue donde por fin caí en la cuenta de que el reventón sabatino que yo ansiaba con ansias jarochas (sepa la madre cuales sean esas pero ¿a poco no suena bien chido?) era solo un espejismo bieeeeen sobrevaluado, pues lo mío -lo supe después- siempre ha sido el rollo tranquilón, culturalón, medio boho pero rélax, ¿captan?
Y si a estas alturas de la lectura se siguen preguntándo por qué CARAMBAS La Gatería ha salido en sábado, les comunico que ... cof, cof, cof, ... sigo siendo la misma adolescente espinillosa que prefiere quedarse en casa a leer, ver películas viejas y cenar con sus papás a andar arriesgando el físico (y éste cuerpecito chulo, pa qué más que la verdá, ¿verdá?) en lugarejos de mala muerte.
Sí, no "desniego" que no me agrade el baile, el "eh, eh, eh", el cantar "procura coquetearme máaaaasyasísabrásloqueteperderaaa-aaás" y echarle el ojo a uno que otro guapito que pase por mi mesa PERO, pero, pero, pero... la neta no es lo mío. A mi dénme un sillón cómodo, mi almohada que tengo desde los 13 años, unos pastelitos y unas papas con chile, mi cocota y un libro o una película francesa.
Con eso (y una niñera de confianza), ya me tienen el sábado por la noche en su casa.
Tal y como es en éste caso.
YA SE QUE NO LEERÁN ESTO HASTA EL LUNES O CUANDO SE LES PEGUE SU REGALADA GANA, PUES ES SABIDO QUE SE ENCUENTRAN DISFRUTANDO COMO LA GENTE NORMAL SU FIN DE SEMANA.
PERO SÉPANSE QUE, AUNQUE ME ABANDONEN EN SÁBADO, MI CORAZÓN (Y MI SALUD EMOCIONAL) ES DE USTEDES NADA MÁS, PAPACIT@S CHULOS.
Feliz Sábado.
P.D. Dedicado a mi hermano Davide A.K.A "Dr. Mitocondria", quien en éstos precisos momentos se debe encontrar sacudiendo el bote en el Coco Bongo de Cancún o, en su defecto, cachando bebés en el hospital. Equis, es chavo y HOY es su cumpleaños.
¡Felicidades!