sábado, 22 de septiembre de 2012

Pre copeo para un cumpleaños feliz...

Lean, manitos, estoy de vacaciones en los Cancuns, pero como ustedes ya lo hubieron de notar -porque ¡¿cómo no hacerlo!?- el lunes cumplo la fabulosa cantidad de 32 años.
Treinta y dos...
Según mis cuentas, los treinta y dos ya es un edad considerable. Es haber doblado los dulces 16 y con la obligación de haber aprendido todo lo que no se debe hacer, sentir, decir, comer y hasta pensar.
Si a los Treinta no aprendiste a dejar de inventarte pijamadas para vivir la vida loca, fácilmente podremos deducir que a los Treinta y Dos no has superado el rompimiento con el QB de la prepa y que el amor sigue pateándote el trasero.
Los Dieciseis realmente fueron mala, mala edad para mi. Quisiera haberme ahorrado todo el drama e ir directo al punto de saber que: si arruinaba ese año de la prepa, lo arrastraría para toda la vida y lo traería como una cicatriz de una cirugía de gabinete mal practicada. Que de hecho, sí pude vivir sin "ese hombre" que se esfumó de mi vida sin decir ni siquiera "adiós". Que esa artista del momento en realidad quería sacar lana de mis ingenuos bolsillos y no precisamente acompañar mi atormentada adolescencia con sus letras "realistas y serias".
Que toda esa confusión sin sentido que nubló mi mente bien se podía disipar con unas cuantas gotas de ritalín, de fluoxetina y una hora de terapia a la semana. Y entonces, con suerte podría olvidar que el único consuelo a mi falta de popularidad era llegar a casa del carajo (porque han de recordar que vivía muy lejos) a acariciar a mi gato Toris.
 No se rían, no entiendo a esa gente que dice "si me volviera a suceder, lo repetiría mil veces" porque yo regalo cachos de mi pasado sin miramientos.
Ahora, cuando estoy a punto de doblar tan truculenta edad puedo notar los reflejos condicionados que me dejaron las enseñanzas de dicha época. Y en serio, sigo sin verle la gracia al hecho de haber formado parte de algo llamado "Spice VILLAS girls"... Y yo era Posh Spice, ok?!!
¿Cómo pude pensar que la búsqueda de la popularidad era algo en lo que valía la pena desperdiciar tiempo y lo poco que me quedaba de autoestima? ¿Es que la vida tiene que ser tan cuel como para negárle a una chica de dieciseis años siquiera un trocito de sentido común?
Pero bueno, la gracia de doblar la edad es que ahora puedo reconciliarme con mi adolescente interior  regalarle mimos de vez en vez y jugar un poco con su historia para descubrir lo maravilloso que es tener el doble y cerrar la puerta del cuarto de los trebejos, con una sonrisa en los labios y el aroma a recuerdos aliviados.
Con suerte, a los 64 sonreiré igual al descubrir que: se puede vivir con el remordimiento de haber echado a perder a tu hijo a punta de malcriadez, el amor no era realmente lo que se pensaba a los 16... ni a los 32 y que todavía no ha nacido quien pueda hacerte enteramente feliz más que tú mismo.

Sip, feliz cumpleaños a mi.
¡Yeiii!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comadrita definitivamente no sólo soy una de tus menos 5 lectores de siempre me declaro tu fan! Gracias por compartir y por escribir como lo haces..... No se podría describir de otra manera casi me arrancas unas lagrimillas....FELIZ CUMPLEAÑOS! Te Quiero.
Danny Fdez