viernes, 23 de septiembre de 2011

Birthday girl.

Ya lo saben (y si no, aquí ahorita se los cuento), mañana cumplo la fabulosa cantidad de 31 añejos de rodar -literal- por éste mundo, cual vil piedra circundante. Sólo que con la mitad de vitalidad de la que Mick Jagger hace gala y con tres tercios de sus arrugas. Ok, no-no, tampoco es para tanto.
Si vieran lo difícil que es tragarse palabras dichas hace un año, o mirar tantito atrás y avergonzarse de la poca conciencia que una tuvo hace exáctamente la misma cantidad de tiempo que dije en el renglón anterior.
Hace un año me quejaba porque en vez de llevarme a la playa, me habían regalado una camioncita; mis problemas eran tan banales que el tiempo lo ocupé en preocuparme por situaciones vividas hace tantísimos ayeres. Me empeñé en que mi foto apareciera en la definición de la palabra "nostálgica" y paseé mi buena suerte de niña mimada por la vida por cuanto mall, baño público y mercado de fritangas se atravesó por mi camino.
Pero bueno, si algo me dejó el que la vida haya tenido a bien obsequiarme unos cuantos putazos es el hecho de decir "peor está la pobre Violetta..."
Y ¿quién es la "pobre Violetta", se pregunta usted, finísmo lector? La pobre Violetta es el arquetipo de los culebrones españoles que, a Dios gracias, no llegan a éste guapachoso país, pues para eso basta y sobra con Lucerito y sus melodramones, ¡carambas!
Y ya entrados en materia, quiero pensar en lo mucho que se gana al cumplir años, pues no sólo está el hecho de que comas gratis en ciertos restaurantes de dudosa reputación, o que toda la familia aplace sus muy importantes citas para estar contigo este día, contemplándote sin decir palabra, sólo porque es tu cumpleaños. ¡Y bueno! qué decir de los amigos que se acuerdan de uno y llaman para felicitar. Neta, ese es mi mejor regalo. (No se crean, eh? en verdad quiero que me regalen cosas, cositas y cosotas. O con un certificado de regalo de Hiper Lumen me conformo).
Ya en serio, recordando todos mis cumpleaños (hasta los que arruinaste) no me queda más que seguir agradeciendo al O2, al Big Bang, y a la Teoría del Cosmos, el seguir con vida en éste apestoso planeta.
Con sus aciertos y sinsabores, con sus fracasos y derrotas. He vivido como he querido y como dijo Frank Sinatra, ha sido "My way".
Gracias.
P.D. Espero sus regalos en el Parque de los Venados mañana a las 14:00. Habrá piñata y pastel.





domingo, 18 de septiembre de 2011

No es viernes.

Eso es más que obvio. En una escala del uno al cuatro en obviedad, la verdad es que ésta frase saca un cinco.
Alguna vez habría advertido a alguno de mis menos cinco lectores más cercanos, que la única manera en que La Gatería no fuera publicada en viernes sería porque hubiera muerto.
Pues casi casi.
El miércoles operáronme de una rara dolencia que los doctores aún no logran descifrar (y si continúo en mi necedad de conservar la muestra en formol, arribita de mi refri, pos yo creo que nunca lo harán)
Así que el viernes, bendito dios, me encontraba sedada.
Pero las cosas van y vienen -así como el dinero y el amor pero ese es otro cantar- y de pronto es que he recobrado la conciencia y con ello, la dolorosa vuelta a la realidad.
Un domingo siempre es deprimente, pero cuando viene precedido de unas largas (y dulces, debo agregar) horas llenas de anestesia y supradol sublingual, aquello adquiere tintes de "no mmes, quiero dormir cansado para no pensar en ti".
"¿De qué carajos se queja ahora?", se preguntan ustedes (o tal vez no), bueno es que como siempre que ocurren sucesosnotoriamenteimportantes en mi vida, todo de nuevo se convierte en... ci, ei, ou, es.
De todas maneras te vas a enterar, doc, así que te enumero los mil y un "don'ts" post operatorios y vamonos riéndo:

  • Después de que me trozaste y cosiste mi piernita, tuve a bien comerme una empanada de pollo con mole y un yogourth de zarzamoras. No fuera ser que me desmayara por no traer bolo alimenticio.
  • Camino a casa, atravesé Coyo y una Librería de Viejo se cruzó en mi camino. Con vendaje y toda la cosa, descendí de la camioncita en movimiento y me introduje en ella. Louise May Alcott duerme en mi baño bajo el título "Una muchacha anticuada" y "Juventud". Este último, bodrio de la literatura universal ñoña y beata. Aclaro que AMO a Ms. Alcott y sus "Mujercitas" y "Hombrecitos" (con sus consabidas continuaciones) pero que con éste título nomás no me entendí.
  • Dormí sedada como bien lo recomendaste durante el resto del día... hasta que Matius salió del Cole.
  • El jueves, contrario a tus advertencias/amenazas, acudí al festival patrio del Mats, únicamente para hacer el berrinche de mi vida, puesto que de los millones de dólares que pago por concepto de "colegiatura" ninguno sirve para que mi hijo pudiera salir a bailar "La Raspa" con el resto de su grupo. La razón: mi hijo de genética envidiable, es el más alto de su clase. Lo confundieron de grupo, gracias. (Por cierto, me receté unas tostadas de pata. ¿Dieta blanda? ajá, sí como no)
  • El viernes caí en un sopor comparable al de locutor de música vernácula con aspiraciones de Director de música de cámara. O sea, tuve a bien dormir dormir dormir hasta que Marmota me sacó de mi letargo y propúsome ir al cine a ver "Don Gato". Dios de mi vida.
  • El sábado ¿por qué no? los suegritos vinieron a comer y yo soy muy educada. Bailé y conbebí a todo lo que di. Por la noche, mis nervios se encontraban destrozados ante la pelea de "Canelo, my love". No pude dormir.
  • No, no pude.
  • Y "ahoy" domingo, me encuentro con que me duele horriblemente mi pierna. ¿Puedo ir a consulta mañana por más Supradol?
Si dices que si, te prometo portarme bien para la próxima cirugía. ¿Ah, cómo? ¿No lo sabías? ¡Te agendé para mi lipo!


viernes, 9 de septiembre de 2011

El pomposo arte de vivir.

A veces me cuestiono abiertamente si las percepciones de la vida no serán producto de un intenso alucín de mi parte. Me preocupa que las interpretaciones a libre albedrío que realizo de la realidad comiencen a parecer escenas psicóticas de mi propia existencia.
Pero cuando caigo en la cuenta que el más alucinado es el gato de los pinos y que todo lo que hemos padecido es porque ha querido que vivamos a su imagen y semejanza (que es de la re fregada), entonces mi prurito se esfuma como por arte de magia y pienso en seguir echándole de mi cosecha, que a fin de cuentas nos reimos un ratito y ni daño que hagamos.
O tal vez si.
En fin, en fin. Este es un viernes más y con ello oficialmente declaro que faltan quince días para mi cumpleaños #31, así que para su comodidad he instalado la mesa de regalos en los siguientes puntos: (vayan haciendo sus compritas, nada de que a la mera hora, porque luego ya ven cómo se hacen las filas enooooormes...)
Punto número uno: PUESTO DE DISCOS PIRATA DE DOÑA BLASITA, AHÍ POR EL MERCADO DE 5 DE FEBRERO.
A escoger: Disco de Camilo Sexto (ojo, es SEXTO) "Maldito Vendaval Sureño" edición limitada ó disco de Andrés Calamardo "Verde es tu cariño, nopalito."
Punto número dos: Una cita para masaje con final feliz (y por final feliz me refiero a que pasan películas chistositas al mero ending) en la estética unisex "Clarilú" de mi comadre Clara Lourdes.
Punto número tres: Librería Surrealista de la colonia Morelos. Quiero el libro "Cómo domesticar a tu marmota" de la autora Susan Woodchuck.
Punto número cuatro: Lo que toda mujer carga en su bolso, Spray pimienta. Lo uso para cocinar, gracias.
Y Punto número cinco: La colección completa de pepsilindros de los Looney Toons. Me recuerdan a mi infancia, cuando solía regar el tepache a la menor provocación.
Así  que ya lo saben, queridos menos cinco lectores de siempre, los espero para celebrar un año más de vida y no olviden llevar sus presentes. Evítenme la pena de cerrarles la puerta en las narices.
Efectivamente, el día de hoy mi ánimo, autoestima, concentración y demás características binarias de mi ser andan perdidas en el espacio, pero ¿cómo iba a dejar de postear la gatería en viernes, si precisamente hoy es viernes?
Echémosle la culpa al sistema.
Al fin que en unos veinticinco años lo olvidaremos todo. Tal como "El innmobrable" y "Rayito de esperanha" hacen...

viernes, 2 de septiembre de 2011

EL CUERPO (O lo que las mujeres queremos y en realidad tenemos bajo nuestros techos) ... (dije ¡TECHOS!)


En pequeñacontroversia facebookera, Tonny Giralt (a quien de ahora en adelante tendré que pagar derechos reservados por usar su nombre) púsome a pensar en lo que las mujeres queremos en un hombre. Oh, no es que de repente Tou me pusiera un ultimatum o que me estuviera mostrando el catálogo masculino de Jean Paul Gautier, sino que hizo una observación respecto al cuerpo del hombre. Bastante acertada, bastante manchada o no lo se, quizá, pero lo que dijo fue algo así como “todas las mujeres quieren a un Levy” (en una obvia referencia –a mi parecer y muy a mi pesar porque juro que a mi ni me late- a William Levy)
Creo que no es tan drástico el hecho de que las chicas queramos a un cubano americano en traje de Adán, meneándonos nuestro cafecito matutino. Aunque por otro lado quien sabe, puesto que a veces los gustos femeninos son un misterio, ya que la sociedad ha marginado a la mujer en cuanto a su deleite pupilesco y considera que es ella y no otro ente quien debe determinar las reglas en cuanto a estética masculina. Al mismo tiempo que restringe las expresiones naturales de nosotras hacia el cuerpo de los machitos (¿cuando han visto que se le de tanta publicidad al departamento de carnisalchichonería masculina, como lo hacen con el de las mujercitas?) pondera, por otro lado las libres, sanas, normales y obligatorias expresiones de los caballeros hacia las frescas (para algunos) y apetitosas (para otros) carnes de mujeres como... bueno, ponga aquí el nombre de cualquier pseudo actricita de videos gruperos chafas, o a las gritoncitas nalgonas que anuncian mobiliario para moteles de paso (oooh, ¡qué caray!, ¡me han contado!)
Pues saben qué? Que conmigo se han equivocado.
La verdad a mi me gustan gorditos.
Ya está, ya lo dije y si quieres terapearme Robin Norwood (autora de “Mujeres que aman demasiado”) hazlo, porque para mi ello no significa que amo a los gordis por no amarme a mi.
He tenido papazotes y papacitos a mi alrededor (no es por presumir, ejem, ejem) y estadisticamente con quien mejor me he llevado es con los chubs.
¿Por qué? ¡Sepa la bola! Pero he comprobado que son tiernos y conocen muy buenos lugares para degustar las mejores manitas de cuchi al vinagre, amén de que mandé al diablo la dieta, triglicéridos, cudricéridos y demás edulcorantes (y colorantes) y los altos índices de obsesidad que existen por mantener un cuerpo san...  ok, no. Me estoy conviertiendo en una terrorista de la salud pública.
Es mas, (lo siento Marmota por balconearte pero es mi blog y tengo que decir la neta. Sí, sí, sí, al rato nos las arreglamos tú y yo. ¿Qué? ¿Que quieres el divorcio? ...C’mon!) la Marmota es una marmota gordita. ¡Y miren!, Nos llevaremos de la rechingada algunas veces, pero con él me siento más cómoda que con el super escultor físico que mmmm...mmmm...ñam, ñam.... esteeeem, ¿qué les estaba diciendo?
En definitiva, en gustos se rompen madres y géneros, cada quien escoge lo que lleva a su colchón éste o cualquier fin de semana, ¿verdad? No por nada, diosito nos hizo a su imagen y semejanza. (Frase que me consuela cada vez que me veo al espejo y no alcanzo a mirarme los pies)
Sólo una cosita: Chubby me gustas más.
(“Hola, soy el volumen de tu corazón”...)