Ya lo saben (y si no, aquí ahorita se los cuento), mañana cumplo la fabulosa cantidad de 31 añejos de rodar -literal- por éste mundo, cual vil piedra circundante. Sólo que con la mitad de vitalidad de la que Mick Jagger hace gala y con tres tercios de sus arrugas. Ok, no-no, tampoco es para tanto.
Si vieran lo difícil que es tragarse palabras dichas hace un año, o mirar tantito atrás y avergonzarse de la poca conciencia que una tuvo hace exáctamente la misma cantidad de tiempo que dije en el renglón anterior.
Hace un año me quejaba porque en vez de llevarme a la playa, me habían regalado una camioncita; mis problemas eran tan banales que el tiempo lo ocupé en preocuparme por situaciones vividas hace tantísimos ayeres. Me empeñé en que mi foto apareciera en la definición de la palabra "nostálgica" y paseé mi buena suerte de niña mimada por la vida por cuanto mall, baño público y mercado de fritangas se atravesó por mi camino.
Pero bueno, si algo me dejó el que la vida haya tenido a bien obsequiarme unos cuantos putazos es el hecho de decir "peor está la pobre Violetta..."
Y ¿quién es la "pobre Violetta", se pregunta usted, finísmo lector? La pobre Violetta es el arquetipo de los culebrones españoles que, a Dios gracias, no llegan a éste guapachoso país, pues para eso basta y sobra con Lucerito y sus melodramones, ¡carambas!
Y ya entrados en materia, quiero pensar en lo mucho que se gana al cumplir años, pues no sólo está el hecho de que comas gratis en ciertos restaurantes de dudosa reputación, o que toda la familia aplace sus muy importantes citas para estar contigo este día, contemplándote sin decir palabra, sólo porque es tu cumpleaños. ¡Y bueno! qué decir de los amigos que se acuerdan de uno y llaman para felicitar. Neta, ese es mi mejor regalo. (No se crean, eh? en verdad quiero que me regalen cosas, cositas y cosotas. O con un certificado de regalo de Hiper Lumen me conformo).
Si vieran lo difícil que es tragarse palabras dichas hace un año, o mirar tantito atrás y avergonzarse de la poca conciencia que una tuvo hace exáctamente la misma cantidad de tiempo que dije en el renglón anterior.
Hace un año me quejaba porque en vez de llevarme a la playa, me habían regalado una camioncita; mis problemas eran tan banales que el tiempo lo ocupé en preocuparme por situaciones vividas hace tantísimos ayeres. Me empeñé en que mi foto apareciera en la definición de la palabra "nostálgica" y paseé mi buena suerte de niña mimada por la vida por cuanto mall, baño público y mercado de fritangas se atravesó por mi camino.
Pero bueno, si algo me dejó el que la vida haya tenido a bien obsequiarme unos cuantos putazos es el hecho de decir "peor está la pobre Violetta..."
Y ¿quién es la "pobre Violetta", se pregunta usted, finísmo lector? La pobre Violetta es el arquetipo de los culebrones españoles que, a Dios gracias, no llegan a éste guapachoso país, pues para eso basta y sobra con Lucerito y sus melodramones, ¡carambas!
Y ya entrados en materia, quiero pensar en lo mucho que se gana al cumplir años, pues no sólo está el hecho de que comas gratis en ciertos restaurantes de dudosa reputación, o que toda la familia aplace sus muy importantes citas para estar contigo este día, contemplándote sin decir palabra, sólo porque es tu cumpleaños. ¡Y bueno! qué decir de los amigos que se acuerdan de uno y llaman para felicitar. Neta, ese es mi mejor regalo. (No se crean, eh? en verdad quiero que me regalen cosas, cositas y cosotas. O con un certificado de regalo de Hiper Lumen me conformo).
Ya en serio, recordando todos mis cumpleaños (hasta los que arruinaste) no me queda más que seguir agradeciendo al O2, al Big Bang, y a la Teoría del Cosmos, el seguir con vida en éste apestoso planeta.
Con sus aciertos y sinsabores, con sus fracasos y derrotas. He vivido como he querido y como dijo Frank Sinatra, ha sido "My way".
Gracias.
P.D. Espero sus regalos en el Parque de los Venados mañana a las 14:00. Habrá piñata y pastel.