Estoy cansada, sabes?
Hoy llevé a Matiu al pediatra, a sus vacunas. Lloró y lloró, pateó, mordió y maldijo todo lo que pudo a su suerte. Ps ya como pudo, se rehízo y aceptó de pésima gana una paleta.
Y como buena madre abnegada, lo llevé de paseo para que se le olvidara el mal rato. ¿A dónde?, pues a Universum, cómo no!. Paradisiáco lugar para cualquier niño de dos años con alta concentación de energía malsana.
Ok, me ahorro la pena de platicarles lo que sucedió por allá, sólo comento que la criatura angelical se divirtió mucho correteando alrededor de una representación a escala de un "quantum".
Oh...
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