Ya estamos más cerca del "Día del Maestro" que del "Día de la Madre", ¿saben? y gracias a ambos festejos, hoy me siento más fundida que nunca.
Corrercorrercorrer por toda la ciudad no es agradable, menos si vas en tacones y con el rulo de la tenaza marcadísimo porque, ¡ni modo que te vean toda escurrida las perfectas madres de los compañeros de tus hijos!. ¿Cómo sería posible eso, si tú eres una abogada y ellas no?,¿cómo es posible que "tú que trabajas, tengas tan mala facha"?... Argh. Primer saque y ya estás contra la red.
Ser mamá trabajadora es un suplicio cuando se trata de festejar el día de la mamá. Todo se ajusta para las afortunadas mamás que tienen el tiempo para celebrarlo todo el día, que cocinan delicioso y traen el vestido y peinados impecables. Que pueden disfrutar del Line up del festival de su bodoca con toda la calma del mundo y no checando el celular cada tanto porque no dejan de llegar mensajes de tu jefe preguntándo "si tuviste un accidente" porque aún no llegas a la oficina... (¡por dios, señor!, llegué y usted se fue a los diez minutos; seguramente a Louis Vuitton a comprar el regalo para su mamá).
Terminó el día y llegué a consolar a la nena, quien se quedó llorando con la abuela porque todas las niñas se quedaron con sus mamás y ella no. Segundo saque: ya estoy insultando al juez de línea.
Día siguiente, el bodoque mayor INSISTE en que quiere salir en el baile del colegio para celebrar a su mamá... jum, esto no es normal...
Y no lo es; quienes tenemos adolescentes sabemos que no tienen palabra de honor y que hay que aprender a vivir con eso y ser más astutos que zorro en gallinero para poder ganar los sets que jugamos contra ellos; así, cada servicio será una oportunidad para averiguar más allá de la vida superficial del puberto consentido e indagar los pasos en los que anda. Una no está para más sustos así que allá voy, corriendo en tacones nuevamente (las mamitas son aún más competitivas en este colegio) y rezando para no cometer ningún error que ponga en peligro la vida social de Mateo ni lo haga sentir que su mamá le caus "oso mil"... Diablos, quisiera decirles que lo logré pero no, me ganó la emoción y grité "ese es mi hijo" cuando caminó sobre el escenario... La cara de "trágame tierra" de Matius ayudó a que la gente descubriera a quién iba dirigido el grito ese. También osé saludar a una chica que fue amiga de Mats en la primaria y que ahora no lo es más. Lo siento :(
Lo único sospechoso que alcancé a descubrir es que en efecto, fueron genuinas las ganas de Mats de invitarme a su escuela a verlo brillar, su tremenda emoción de mover el bote al son de "Baby...one more time" y el gusto por presumir a su mamá con sus amigos. ¡Qué bueno que llevaba una gabardina larga!
Y cuando ya estaba a punto de salvar el Match Point... se les ocurre a los maestros festejarse cerrando la escuela de Alondra en viernes. Sentimientos encontrados, ¿saben?. Claro que les reconozco su valiosísima labor a todos y cada uno de los profesores de mi vida (desde la adorada Miss Clemens y su "¡muchachito cara de mono!" acompañado de nuestro cafecito con crema, hasta ... well, you know!), pasando por mis propios padres, quiénes han lidiado con la burrez de sus hijos y de sus alumnos en niveles profesionales que harían sonrojar al Secretario de Educación de Finlandia. Sin embargo, dejarme indefensa con mi fiera menor en un punto súper crítico en mi carrera profesional es un break point del que no pude recuperarme, teniendo que aventar la raqueta al suelo y gritar "¡merde!" con la impotencia de que el sistema aún sigue poniendo las cosas difíciles a las mamás que ya estamos hasta la madre del cuadro hecho de sopa.
Las mamás como yo (que trabajamos tres turnos diarios) queremos que quienes están a cargo de las políticas educativas de nuestros hijos entiendan que no pueden seguir con su doble moral: por un lado dicen que quieren que los niños sean "el futuro de México", pero por otro lado, los que fuimos el futuro y ahora somos el presente NO PODEMOS EJERCER COMPLETAMENTE por la falta de empatía que se tiene a las madres y los padres de familia. Cerrando escuelas de tiempo completo, cerrando la escuela en días "festivos", ocupando el tiempo de los papás en cosas bonitas que hacen los niños ¡sí! pero que igual las hacen en nuestras casas... oh dios, creo que estoy muy cansada de que esto siga igual que en 1970, voallorar...
Sáquenme del partido y mándenme a las duchas... yo ya no puedo más.
¡Así que no habrá taza con chocolates ni libros para ustedes este año!
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