domingo, 21 de febrero de 2021

 No hay forma de escribir esta entrada sin tener apachurrado el corazón.

Sentir un escalofrío que te recorre la espina dorsal mientras escuchas estas palabras "Él ya no está con nosotros", recordar de golpe todos los momentos que estuvo en tu vida, que tú estuviste en la suya. La familia que deja, la esposa, las hijas, los nietos y bisnietos con los que te hermanas en dolor. Porque es dolor de pérdida, de no querer creer que te arrancan pedazos de tu vida así de repente, que es inexplicable, que nos muestra momento a momento lo frágiles que somos y lo necesitados de consuelo y de amor divino para no sucumbir ante el mismo dolor.

Quiero abrazar a mi papá, a mi abuela Ofe, a mi tía, a mis primas, a toda la familia que hoy queda en silencio mientras unimos el corazón para despedir a mi tío Erasto. Mi tío que me cantaba "Las mañanitas" con su guitarra, que me hacía repelar cariñosamente, únicamente para hacerme pensar diferente.

Se me acabó la infancia de golpe. 

Se me acabó la inocencia y tal vez un poco de esperanza en poder vencer este maldito virus. 

Mañana amanecerá y pido a Dios que el enemigo nos de tregua en algún momento.

Amén.