viernes, 28 de octubre de 2011

USE YOUR ILLUSIONS.


Cuando era niña, los juegos de manos no eran de villanos.
 El foreplay no era un asunto que en ese preciso momento nos importara o que siquiera imagináramos algún día conocer.
Era común entonces que dos o tres escuinclas se pusieran a repetir como loritas aquello de que un marinero se iba a la “mari mari mar” para ver lo que podía “veri veri ver”. Sin tener conciencia que, efectivamente, lo menos que vería el marinero en comento sería el fondo de la mar.
Pero bueno, nosotras felices de la vida jugando a chocar las palmas de las manos mientras recitábamos cosas TAN llenas de sentido y lógica aristotélica (amén de un compendio de geografía que haría envidiar al mismísimo Descartes) tales como: “ En el mercado de La Bom-ba, hay una zapaterí-a, donde van las chicas gua-pas a tomarse las medi-das”. O aquella de “El gallo y la gallina se fueron a Portugal; el Gallo iba de botas, la Gallina de delantal...”
Lo confieso: mi favorita era aquella de “Corona, cerveza... ¡Media vuelta! A la chiquiri chiquiri chiquiri, a la chocoro, chocoro, chocoro...”
Pero quiero decir que aquello era una especie de “hermandad mujeril”. Dicho juegos nos acercaban y nos mostraban lo buenas compañeritas que las mujeres podíamos ser entre nosotras. Sin necesidad del viboreo o de la zancadilla. O de robar maridos (¡Por Dios! ¿Alguien sigue creyendo que los maridos “se roban”?)
Ya más grandecitas, los rituales a compartir tenían que ver mayormente con “ya sabes quién” (Y no, no me refiero a Lord  Voldemort) Es decir, al chico que nos gustaba.
Y tales ceremoniales “ahoy” se siguen practicando (¡y con idénticos resultados!) demostrando la capacidad femenina para amar, para comprender lo que es el amor y las armas que se usan en pro de dicha búsqueda.
Como  el culto a la tapita del refresco de lata a la que le dabas ene mil vueltas recitándo el abecedario, para que en el momento que se desprendiera, revelara la letra del interfecto que suspiraba por ti. De tal manera que si te caía en la letra “O”, ya sabías que tu “uyuyuy” seguramente se llamaría “Osbelio”. ¡Y te la creías!
O que tal aquel en el que traías un “cuerito” (les estoy hablando de los noventas, c’mmon!) con un dije y que justo cuando el dije, en sus múltiples andanzas por tu cuello tropezaba con el nudo cueroso, a la de ¡ya! debías tener a una amiga a la mano para ocupar tres azarosos dedos en los cuales depositarías todas tus adolescentosas ilusiones, ¿cómo?, fácil y sencillo: Pedias sus tres dedos; a cada dedo dabas el nombre de uno de los chicos que te gustaran (sí claro, ¿a poco creían que la infidelidad era asunto exclusivo de mujeres casadas? ¡A los catorce años también se pone soso hasta el más “papacito”!) y le pedías que bajara uno, al azar. El que bajara ella, sería el “mero mero”. Bueno, posteriormente, pedías que los volviera a subir asignándole a cada dedo el sentimiento que “El Elegido” sentía por ti: AMOR-AMISTAD-ODIO. ¡Ouuu!, eran momentos angustiosos pues por más “heartbreaker” que se fuera, el ego es el ego.
Ya, pasados esos tortuosos momentos –y en el caso de que saliera “AMOR”- las amigas reían con complicidad y se abrazaban, listas para enfrentar al mundo.
Extraño esos momentos de inocente amistad femenina. A veces nos hacemos bolas con conceptos como “éxito económico”, “un buen trabajo”, “un excelente partido”, “maternidad feliz”...
Y nos olvidamos que la vida tiene que ver más con un éxito trascendental como ser humano. Con aquello que nos hace felices en el momento, puesto que la felicidad permanente es para uso exclusivo de los habitantes del Fray Bernardino.
Quisiera volver a aquellos días en los que mi prima Lluvia y yo llevábamos a cabo dichos rituales en pos de “aquellos chicos queretános” y que nuestras expectativas de felicidad eran las de salir a dar la vuelta a la colonia y topárnoslos para poder platicar un rato. Y –of course- ¡robárles unos cuantos besitos!

viernes, 21 de octubre de 2011

Perdemos, porque seguro no ganamos...

¿EH?
Y 'ora qué dislates se le han ocurrido a ésta mujer, se preguntarán ustedes.
Ya, no necesito que me lo recuerden. Este blog otrora rebelede, sarcástico y chacotero (amén de irracional y campechano) es ahora una mezcla bien bizarra de Oprah y Dr. Fil, o ya de perdis, de la ¡Señorita Laaaura! (tú no, amiga Laura, I swear it)
Lo siento, manitos, la neta todo es producto de los muy interesantes cambios que estoy experimentando a nivel cerebral.
Y pues para no perder la costumbre, esta entrada no será la excepción.
Así que todos agárrense de las garras y ¡bailemos una danza dedicada al sol, con copal y la música de los putumayos chill out, bien acá!
Ja ja ja. Ya, ya, ¡quieeeeetos, nerones! Quiero burlarme de que esta semana me tomé muy en serio; en parte por el día mundial del cancer de seno (donde no sólo me tomé "a pecho" sino "EL pecho") y en parte porque me gusta de repente sentir que el universo conspira para que yo deje de andarme azotando en las banquetas por cuanta cosa no resolví en mi pasado, pero a la vez maldigo mi suerte y termino escupiendo hacia el cielo -con el obvísimo resultado de siempre, además-.
Pues nada, que el domingo me dicen: "órales, vas. Te toca ir con los suegritos y desayunito y tal, ¿no?
Ahí me tienen, pariendo chayotes para poder llegar temprano después de una desveladita con mis primas el sábado anterior. Y francamente, mi corazón no está abierto para dar. Tal cual.
No doy porque no quiera, no pueda o no tenga. Simplemente el momento que vivo me indica que no conozco la generosidad y que es mejor que me resguarde del resto de la humanidad para no pasarla a perjudicar. ¿Más? Sí, más.
Tonces, yo azotada conque los suegritos y mejor me dedico a revisar mis asuntos y ai' se ven un ratito, les dejo al chamaco y ¡abur! A desaparecer de escena porque si permanezco ahí, ¡me los como! (Sí Marmota, lo siento. De veras)
Pues bueno. Muy mona yo, empiezo mi semana conque la agenda ahora sí la tengo llena -pura chaqueta mental de la escuela de mi hijo, debo decir- y qué bonito, qué cuquito.
Pero yo nomás no disfrutaba nada.
¿Por qué? ¿A caso no era lo que pedía hasta hace poco? De nuevo la "ocupancia" mental para no andar pensando de más (¡Y peor, pensando mal!) Al parecer mi alma no estaba de acuerdo con tal proyecto, porque se negaba a abrirse, a sentir bonito.
Y quiero decirles que es muy tortuoso el tener exáctamente lo que pediste SIN saber para qué lo pediste y en el último caso, sin saber qué hacer con lo que pediste.
Mi semana -como la de la mayoría- estuvo muy movida, la verdad. Anduve para acá, para allá, me di tiempo para llorar dos veces a grito pelado, fui a terapia, a curso de mi hijo, más actividades extraescolares, platiquitas "adultosas" con las mamitas "buena onda"... Pero yo sigo con la sensación de que la vida me sabe a melón...
Y en el mejor de los casos decidí que es mejor compartirlo pa reir, que guardarlo pa que se pudra y entonces sí, ponerse a llorar.
Again!
P.D. La Gatería sale temprano, no por insomnio, ni falta de presupuesto. Vamos, ni siquiera porque me esté azotando en éste preciso momento. Mañana tengo cita para ir al Teatro con el grupo de mi hijito y (lo juro) ¡quiero disfrutarlo!






viernes, 14 de octubre de 2011

PAREJAS DISPAREJAS

Cliché de bostezo: te casate/amarraste/juntaste con alguien que no es tu cada cual.
De este hecho te has dado cuenta a la primera vez que no dejó la tapa del baño arriba o abajo -según sea el caso- y ahora pides el divorcio alegando "diferencias irreconciliables". Juras que el fulano o fulana es un inútilbuenoparanada, bien te lo decían tus padres, inocente criatura, pobre de ti. Sueñas con encontrar -ahora sí- al hombre (¡bueeeeno, o mujer!) de tu vida y que con él SÍ "la vas a hacer".
Órale... ¿es así? Pues fíjate que no.
Para empezar, cuando la relación entra en crisis no es sólo por culpa de uno sino más bien de los dos.
Porque cuando tú ya te percataste que le echa más chile habanero a la comida que antes y te asombras de que el o ella (o ello) coma otra cosa MUY diferente, es porque -cariño- ya estás siendo historia.
Y si no es así, entonces dime por qué cada día te quedas más tiempo en la escuela/trabajo en vez de llegar temprano a casa y disfrutar unas románticas horas de lluvia (entendiendo por "románticas", que te chutes la novela o el partido de futbol de la muy cuestionable selección mexicana)
¡Ah, el amouuuur!
Segundo punto: si crees que con otr@ sí la vas a hacer, permíteme decirte que estás bien equivocad@.
Está comprobado que el ser humano es el animal que vuelve a tropezar con la misma piedra no una, sino infinidad de veces y que, lamentáblemente, las mismas actitudes negativas que llevaste a tu pasada relación, las seguirás repitiendo hasta la náusea, mientras tú no vayas a terapia y sepas en qué la estás regando.
Ya, no hay más. No es 100% culpa de la otra persona el que la relación se haya ido al caño como la reforma electoral, noooooo.
Si en verdad quieres "hacerla", mejor primero conócete a ti mismo y luego te embarcas en el proyecto de cambiar a tu pareja "para que ya no la riegue".
Y, si como una servidora, te encuentras en el punto medio de la relación, te recomiendo la terapia individual y luego de pareja.
Porque no hay nada como saber en qué falla uno para después corregirlo -por la propia voluntad- en aras de procurar un mejor clima parejil.
La verdad es que tengo la suerte que Marmota haya accedido a ir también. Cada quien toma sus sesiones por separado y lo único malo es el clima de regreso a casa.
O la envidia, mía por supuesto, de ver que de su lado está saliendo el sol mientras que del mío, una nube negra me está pintando "huevos".
Es difícil, de hecho muy difícil.
Más cuando ingénuamente Marmota platica relajadamente su sesión con "Vicky" y sale a colación su primer amor.
Que claro, no soy yo, of course.
Pero ps bueno, todo sea por el amouuur.
A una misma, que quede claro.

viernes, 7 de octubre de 2011

Una de vaqueros...

Empastillada.
Así me la he pasado desde hace dos semanas.
Por eso es que La Gatería no maulló la semana pasada.
Digámosle adiós a la parte de mi cerebrín que me hacía escribir jocosamente y sin temor al "qué dirán".
...
Leí en el muro de Carmencita Pimentel (su "muro" de feisbuk, no vayan a creer que mi amiga aparte de abogada, es vándala por las noches) que las canas son sexies.
La neta es que hasta hace un mes, la hubiera declarado loca, insana y le pediría a su mamá que le tramitara la interdicción, para así mandarla al "Fray Berna" y procurarle "Calidad de Vida" (¡áaaaamonos aí!), pero lo cierto es que de repente noté que sí, que las canas son EXTREMADAMENTE sexies.
Más cuando vienen acompañadas de un título de Doctor en Cirugía General (no pidamos mucho) y una voz que encantaría a la serpiente más regeja.
Puede que no compartan mi altamente cuestionable opinión -que además está totalmente parcializada al proceder de un cerebelo casi inconciente- pero no me dejarán mentir que hay de canas a canas.
Las canas del muy respetable doctor Narro están para llorar mientras que las canas de... ehhhmmm, digamos Jeremy Irons son una delicia visual (más cuando lo miras actuar salvajemente en "Lolita"
. Son canas que te dan ganas, dice la revista Chilango.
Y ya, fin de la Gatería del día de hoy.
(volvamos a dormir)
*Silbatina y voces que gritan "que devuelva las entradaaaas"...